viernes, 13 de agosto de 2010

Demotivación o negación al género de la ciencia ficción.

No hay nada más volátil que ser Jaime.
Ni un ser más sexuado que Jaime.
Quiero sus trucos inconstantes,
porque Jaime es un trozo de locura con versos.
(Y otro trozo de hombre complicado)
No sé a qué sabrán sus piernas
(adoro las piernas de los hombres)
porque solo las vi un día en que se desnudó sin previo aviso,
Uno de esos días que Jaime tiene para ser atrevido.
No he probado nunca la boca de Jaime, pero debe ser una boca incierta,
jamás tímida, húmeda, de esas que inspiran desespero.
Jaime es sutil y poco amigo (cuando se trata de mujeres)
y tiene tantas palabras raras.
Jaime es un hombre raro, repleto de intertextos.
Disimula muy bien lo de querer conocerte, quizás te conoce,
incluso las partes de tu cuerpo que por costumbre
debieras conocer mejor tú.
Suelo ser agresiva,
llego al monotema,
aunque hablemos de pelota, de aviones, o de helicópteros,
terminamos hablando de sexo.

Las despedidas suelen ser ambiguas
y más si dejas besos en el aire,
Jaime es de los que prefiere los besos pegados
los que sudan con la inherencia de los cuerpos.
El día que no tenga noticias de Jaime
me inventaré otros Jaimes
y cargaré con la idea de verle repetible.
Jaime es real, aunque tiene sus estaciones.
Agosto es una una.

No hay comentarios:

Publicar un comentario