Tendría que verle para estar segura
(aunque sepa que no me haga falta)
tendría que despojarme de mis palabras repetidas
de mi sombra,
de mis libros
del lobo que me persigue,
de los tigres que llevo dentro,
de un vampiro que ahora me escribe,
tendría que limar mis uñas y no teñirlas de negro,
tendría que olvidar el pospretérito...
tendría que decirle los misterios de mi cabello,
de mi cuello... (siempre apto y lleno de escalofríos)
tendría que llamarlo por su nombre olvidando la ridiculez de llamarlo por un mimo,
tendría que morder fuertemente sus tetillas una y otra vez,
rasgar su piel,
oler despacio su semen...
pensar un rato, semidesnuda...
convencida, convencida:
el surf le hace postillas a las olas...
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Si existe algo majestuoso en el cielo es que no tiene fin. Así que no te pongas límites. Siéntete libre de volar.
ResponderEliminarLa espuma de la ola se renueva, como la piel.
ResponderEliminarLlegarías a él tan desamparada que no te reconocería, porque en la absoluta desnudez, no somos.
A mi antojo, con voces dentro y tempestades... me sobrecogen las almas, aquellas que tiemblan y son... provistas o desprovistas...
ResponderEliminarme aturden las mantas en los vuelos y gemidos...
Respondes con versos, pero a él llegarás en silencio.
ResponderEliminarya lo decía Platón: cuando tengas que decir algo mejor que el silencio entonces habla...mis versos quizás se vuelvan sinónimos del silencio.
ResponderEliminarMis versos, versos son...
No tendrás deseos de quebrar ese silencio.
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